El uso ha introducido para la mesa reglas que es preciso conocer para no desagradar a los convidados. Desde el principio ha de estar puesta la mesa tal y como ha de quedar hasta el fin de la comida. Debe tener de uno y medio a dos metros de ancha, y el espacio reservado para cada individuo puede ser de cincuenta centímetros próximamente. Lo primero se extiende el mantel sobre un muletón, que sobresalga de la mesa de treinta a cuarenta centímetros. Para las comidas de etiqueta no está admitida más que la mantelería blanca adamascada o tejidos de Holanda con bordados o guipur; para el campo y para comidas familiares está admitida la mantelería de color. En el centro de la mesa se coloca una cesta o canastillo con flores, y si
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