hallabase ya en el despacho de D. Matias de Quesada, hombre
de mucha edad y mucha salud, doctor en ambos Derechos[81-8]
y autor de la mayor parte de los _entuertos_ contra la justicia que
25 se hacian por entonces en aquella tierra. Habia sido toda su
vida lo que se llama un abogado picapleitos, y estaba riquisimo
y muy bien relacionado en Granada y Madrid.
Oido que hubo[81-9] la historia de su digno compadre, y despues
de examinar atentamente el pergamino, dijole que, en su
opinion, nada de aquello olia a tesoro: que el nicho en que
30 hallo el tubo debio de ser[81-10] un _babuchero_,[81-11] y que el
escrito le parecia una especie de oracion que los moros suelen (p82)
leer todos los viernes[82-1] por la manana.... Pero que, sin
embargo, no siendole a el completamente conocida la lengua arabe,
remitiria el documento a Madrid a un condiscipulo suyo que estaba
empleado en la Comisaria de los Santos Lugares,[82-2] a fin de que
05 lo enviara a Jerusalen, donde lo traducirian al castellano; por
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