y el Pontifice. Pusose ella de rodillas, y, sin articular palabra, presento el 10 azafate de frutos al augusto prisionero. Pio VII enjugo con sus manos beatisimas las lagrimas que inundaban el rostro de la viejecita; y cuando esta se inclinaba para besar el pie del Santo Padre,[53-1] el coloco una mano sobre aquellas canas humilladas, y levanto la otra al cielo con la 15 inspirada actitud de un profeta. --iVIVA EL PAPA!--exclamamos entonces nosotros en nuestro idioma espanol, sin poder contenernos.... Y penetramos en el portal resueltos a todo. 20 Pio VII se pone de pie al oir aquel grito, y, tendiendo hacia
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