Domingo, hasta la noche. A esta hora, el Agua, i la Tempestad, començò à
crescer tanto, que no menos Tormenta havia en el Pueblo, que en la Mar,
porque todas las Casas, i Iglesias se caieron, i era necesario que
anduviesemos siete, ò ocho Hombres abraçados vnos con otros, para
podernos amparar, que el viento no nos llevase; i andando entre los
Arboles, no menos temor teniamos de ellos, que de las Casas, porque como
ellos tambien caìan, no nos matasen debaxo. En esta tempestad, i
peligro, anduvimos toda la noche, sin hallar parte, ni lugar, donde
media hora pudiesemos estàr seguros.
Andando en esto, oìmos toda la noche, especialmente desde el medio de
ella, mucho estruendo, i grande ruido de voces, i gran sonido de
Cascaveles, i de Flautas, i Tamborinos, i otros Instrumentos, que
duraron hasta la mañana, que la Tormenta cesò. En estas Partes nunca
otra cosa tan medrosa se viò: Yo hice vna probança de ello, cuio
Testimonio embiè à V. Mag. El Lunes por la mañana baxamos al Puerto, i
no hallamos los Navios: vimos las Boias de ellos en el Agua, adonde
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