llanto, Yo preguntè à los Christianos, i dixe, que si à ellos parescia,
rogaria à aquellos Indios, que nos llevasen à sus Casas: i algunos de
ellos, que havian estado en la Nueva-España, respondieron, que no se
debia hablar en ello, porque si à sus Casas nos llevaban, nos
sacrificarian à sus Idolos: mas visto que otro remedio no havia, i que
por qualquier otro camino estaba mas cerca, i mas cierta la muerte, no
curè de lo que decian, antes roguè à los Indios, que nos llevasen à sus
Casas, i ellos mostraron que havian gran placer de ello, i que
esperasemos vn poco, que ellos harian lo que queriamos; i luego treinta
de ellos se cargaron de leña, i se fueron à sus Casas, que estaban lexos
de alli, i quedamos con los otros hasta cerca de la noche, que nos
tomaron; i llevandonos asidos, i con mucha priesa, fuimos à sus Casas, i
por el gran frio que hacia; i temiendo que en el camino alguno no
muriese, ò desmaiase, proveieron, que oviese quatro, ò cinco fuegos mui
grandes, puestos à trechos, i en cada vno de ellos nos escalentaban: i
desque vian que haviamos tomado alguna fuerça, i calor, nos llevaban
hasta el otro, tan apriesa, que casi los pies no nos dexaban poner en el
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