lo derribò del Caballo, i se asiò à las riendas, i ahogò à sì, i al
Caballo; i aquellos Indios de aquel Señor, que se llamaba
Dulchanchellin, hallaron el Caballo, i nos dixeron donde hallariamos à
èl por el Rio abaxo; i asi fueron por èl, i su muerte nos diò mucha
pena, porque hasta entonces ninguno nos havia faltado. El Caballo diò de
cenar à muchos aquella noche. Pasados de alli, otro dia llegamos al
Pueblo de aquel Señor, i alli nos embiò Maìz. Aquella noche, donde iban
à tomar Agua, nos flecharon vn Christiano, i quiso Dios que no lo
hirieron: Otro dia nos partimos de alli, sin que Indio ninguno de los
Naturales paresciese, porque todos havian huìdo; mas iendo nuestro
camino, parescieron Indios, los quales venian de Guerra, i aunque
nosotros los llamamos, no quisieron bolver, ni esperar, mas antes se
retiraron, siguiendonos por el mismo camino que llevabamos. El
Governador dexò vna Celada de algunos de Caballo en el camino, que como
pasaron salieron à ellos, i tomaron tres, ò quatro Indios, i estos
llevamos por Guias de alli adelante, los quales nos llevaron por Tierra
mui trabajosa de andar, i maravillosa de vèr, porque en ella ai mui
Page annotations:
Add a page annotation: