los brazos sobre el pecho poco antes de desaparecer. --i_El era_..., si!... (balbuceo el artista.)--iOh!... Vamonos.... (anadio volviendose a sus discipulos.) iEse hombre tenia razon! iSu gloria vale mas que la mia!--iDejemoslo 10 morir en paz! Y dirigiendo una ultima mirada al lienzo que tanto le habia sorprendido, salio del templo y se dirigio a Palacio,[32-1] donde lo honraban SS. MM. teniendole a la mesa.[32-2] Tres dias despues volvio Rubens, enteramente solo, a aquella 15 humilde capilla, deseoso de contemplar de nuevo la maravillosa pintura, y aun de hablar otra vez con su presunto autor. Pero el cuadro no estaba ya en su sitio.
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