Llegado que hubieron[90-6] ben-Carime[90-7] y Zama al vallecillo del Tarajar, dieronse un punto de descanso a la orilla del arroyuelo 25 de agua potable que lo atraviesa, procedente de las alturas de Sierra-Bullones; y en aquella tan segura y aspera soledad, que parecia recien salida[90-8] de manos del Criador y no estrenada todavia por el hombre; a la vista de un mar solitario, unicamente surcado, tal o cual[90-9] noche de luna, por carabos de piratas o buques oficiales de Europa encargados de perseguirlos, 30 30 la mora se puso a lavarse y peinarse, y el moro saco el manuscrito y volvio a leerlo con tanta emocion como la primera vez. Decia asi el pergamino arabe: (p91) "La bendicion de Alah sea con los hombres buenos que lean estas letras.
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