una olla de cobre llena de pesetas (que desenterro de un rincon del
patinillo de su casa); cargo con todo ello a su unica mujer,
30 esclava, odalisca o lo que fuera, mas fea que una mala noticia (p89)
dicha de pronto[89-1] y mas sucia que la conciencia de su marido, y
saliose de Ceuta, diciendo al oficial de guardia de la puerta que
da al campo moro que se iban a Fez[89-2] a mudar de aires por
consejo de un veterinario. Y como quiera que esta sea la hora,[89-3]
05 despues de sesenta anos y algunos meses de ausencia, que no se
haya vuelto a saber de _Manos-gordas_ ni en Ceuta, ni en sus
cercanias, dicho se esta[89-4] que D. Bonifacio Tudela y Gonzalez no
tuvo el gusto de recibir de sus manos la traduccion del pergamino,
ni al dia siguiente, ni al otro, ni en toda su vida, que por
10 cierto debio de ser muy corta, puesto que de informes dignos
de credito aparece que su adorada Pepita se caso en Marbella
en terceras nupcias con un tambor mayor asturiano, a quien hizo
padre de cuatro hijos como cuatro soles, y era otra vez viuda a
la muerte del Rey absoluto,[89-5] fecha en que gano por oposicion en
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