Cuentase, pues, que el tal Juan[77-1] Gomez, hombre a la sazon
de mas de media centuria, rustico muy avisado aunque no entendia
05 de letra,[77-2] y codicioso y trabajador con fruto, como lo
acreditaba, no solamente su apodo, sino tambien su mucha hacienda,
por el adquirida a fuerza de buenas o malas artes, y
representada en las mejores suertes de tierra de aquella
jurisdiccion, tomo a censo enfiteutico[77-3] del caudal de Propios,
10 [77-4] y casi de balde, mediante algunas gallinas no ponedoras que
regalo al secretario del Ayuntamiento, unos secanos situados a las
inmediaciones de la villa, en medio de los cuales veianse los restos
y escombros de un antiguo castillejo,[77-5] morabito o atalaya
arabe, cuyo nombre era todavia _La Torre del Moro_.
15 Excusado es decir que el tio Hormiga no se detuvo ni un instante
a pensar en que moro seria aquel, ni en la indole o pristino
objeto de la arruinada construccion; lo unico que vio desde
luego mas claro que el agua fue que con tantas desmoronadas
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