Dos ancianos..., ?que digo? dos viejos decrepitos, cubiertos
de sudor y de polvo, rendidos de fatiga, ahogados de
20 calor, respirando apenas, bebian agua en un vaso de vidrio,
que el uno paso al otro despues de mediarlo. Estaban sentados
en sillas viejas de enea. Sus trajes talares, blanco el uno,
y el otro de color de purpura, hallabanse tan sucios y ajados
por resultas de aquella larga caminata, que mas parecian humildes
25 ropones de peregrinos, que ostentosos habitos de principes
de la Iglesia....
Ningun distintivo podia revelarnos cual era Pio VII (pues
nada entendiamos nosotros de trajes cardenalicios ni pontificales),
pero todos dijimos a un tiempo:
30 --iEs el mas alto! iEl de las blancas vestiduras!
Y ?sabeis por que lo dijimos? Porque su companero lloraba
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