Vierais[42-2] entonces un cuadro tan sublime como espantoso.--Varias
mujeres, sentadas en el suelo, sostenian en sus faldas y en
sus brazos al expirante patriota, siendo las primeras en colmarlo
de caricias y bendiciones, como antes fueron las primeras en
15 pedir su muerte.--Los hombres habian cogido todas las luces
de la mesa, y alumbraban arrodillados aquel grupo de patriotismo
y caridad....--Quedaban, finalmente, en la sombra
veinte muertos o moribundos, de los cuales algunos iban
desplomandose contra el suelo con pavorosa pesantez.
20 Y a cada suspiro de muerte que se oia, a cada frances que
venia a tierra, una sonrisa gloriosa iluminaba la faz de _Garcia
de Paredes_, el cual de alli a poco devolvio su espiritu al cielo,
bendecido por un Ministro del Senor y llorado de sus hermanos
en la Patria.
Madrid, 1856.
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