--Senor..., ilos asesinos estan en la antesala!--exclamo
05 Celedonio.
--iQue entren!... (grito _Garcia de Paredes_.)--Abreles
la puerta de la sala.... ?Que vengan todos... a ver como
muere el descendiente de un soldado de Pavia![41-2]
Los franceses, aterrados, estupidos, clavados en sus sillas por
10 insoportable letargo, creyendo que la muerte de que hablaba el
espanol iba a entrar en aquel aposento en pos de los amotinados,
hacian penosos esfuerzos por levantar los sables, que yacian
sobre la mesa; pero ni siquiera conseguian que sus flojos dedos
asiesen las empunaduras: parecia que los hierros[41-3] estaban
15 adheridos[41-4] a la tabla por insuperable fuerza de atraccion.
En esto inundaron la estancia mas de cincuenta hombres y
mujeres, armados con palos, punales y pistolas, dando tremendos
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