sin estorvo de Indios, que como havian gastado en el primero toda la
municion, que de Flechas tenian, no quedò con que osarnos acometer. Otro
dia siguiente, pasando otro semejante paso, Yo hallé rastro de Gente,
que iba adelante, i dì aviso de ello al Governador, que venia en la
Retaguarda; i ansi, aunque los Indios salieron à nosotros, como ibamos
apercebidos, no nos pudieron ofender; i salidos à lo llano, fueronnos
todavia siguiendo; bolvimos à ellos por dos partes, i matamosles dos
Indios, i hirieronme à mi, i dos, ò tres Christianos; por acogersenos al
Monte, no les podimos hacer mas mal, ni daño. De esta suerte caminamos
ocho dias, i desde este paso, que he contado, no salieron mas Indios à
nosotros, hasta vna legua adelante, que es Lugar donde he dicho que
ibamos. Alli, iendo nosotros por nuestro camino, salieron Indios, i sin
ser sentidos, dieron en la Retaguarda, i à los gritos que diò vn
Muchacho de vn Hidalgo de los que alli iban, que se llamaba Avellaneda,
el Avellaneda bolvió, i fue à socorrerlos, i los Indios le acertaron con
vna Flecha por el canto de las Coraças, i fue tal la herida, que pasò
casi toda la Flecha por el pescueço, i luego alli muriò, i lo llevamos
Page annotations:
Add a page annotation: