_CAP. XXXII. De como nos dieron los coraçones de los venados._
En el Pueblo donde nos dieron las Esmeraldas, dieron à Dorantes mas de
seiscientos coraçones de Venado abiertos, de que ellos tienen siempre
mucha abundancia para su mantenimiento, i por esto le pusimos nombre, el
Pueblo de los Coraçones, i por èl es la entrada para muchas Provincias,
que estàn à la Mar del Sur; i si los que la fueren à buscar, por aqui no
entraren, se perderàn; porque la Costa no tiene Maìz, i comen Polvo de
Bledo, i de Paja, i de Pescado, que toman en la Mar con Balsas, porque
no alcançan Canoas. Las Mugeres cubren sus verguenças con Yerva, i Paja.
Es Gente mui apocada, i triste. Creemos, que cerca de la Costa, por la
via de aquellos Pueblos, que nosotros truximos, ai mas de mil Leguas de
Tierra poblada, i tienen mucho mantenimiento, porque siembran tres veces
en el Año Frisoles, i Maìz. Ai tres maneras de Venados, los de la vna de
ellas son tamaños como Novillos de Castilla: ai Casas de asiento, que
llaman Buhios, i tienen Yerva, i esto es de vnos Arboles, al tamaño de
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