havia errado, i no sabia en què parte estabamos, ni adonde era el
Puerto; i fuele mandado al Vergantin, que si no lo hallase, travesase à
la Habana, i buscase el Navio, que Alvaro de la Cerda tenia, i tomados
algunos Bastimentos, nos viniesen à buscar. Partido el Vergantin,
tornamos à entrar en la Tierra los mismos que primero, con alguna Gente
mas, i costeamos la Baìa, que haviamos hallado: i andadas quatro Leguas,
tomamos quatro Indios, i mostramosles Maìz, para vèr si lo conoscian,
porque hasta entonces no haviamos visto señal de èl. Ellos nos dixeron,
que nos llevarian donde lo havia, i asi nos llevaron à su Pueblo, que es
al Cabo de la Baìa, cerca de alli, i en èl nos mostraron vn poco de
Maìz, que aun no estaba para cogerse. Alli hallamos muchas Caxas de
Mercaderes de Castilla, i en cada vna de ellas estaba vn cuerpo de
Hombre muerto, i los cuerpos cubiertos con vnos Cueros de Venados,
pintados. Al Comisario le paresciò, que esto era especie de idolatrìa, i
quemò las Caxas con los cuerpos. Hallamos tambien pedaços de Lienço, i
de Paño, i Penachos, que parescian de la Nueva España: hallamos tambien
muestras de Oro. Por señas preguntamos à los Indios, de adonde havian
Page annotations:
Add a page annotation: