lo dieron, i vna Sera de Tunas molidas, i llevaronme à curar otros
muchos, que estaban malos de modorra, i me dieron otras dos Seras de
Tunas, las quales dì à nuestros Indios, que con nosotros havian venido;
i hecho esto, nos bolvimos à nuestro Aposento: i nuestros Indios, à
quien dì las Tunas, se quedaron allà, i à la noche se bolvieron à sus
Casas, i dixeron, que aquel estaba muerto, i Yo havia curado en
presencia de ellos, se havia levantado bueno, i se havia paseado, i
comido, i hablado con ellos, i que todos quantos havia curado, quedaban
sanos, i mui alegres. Esto causò mui gran admiracion, i espanto, i en
toda la Tierra no se hablaba en otra cosa. Todos aquellos à quien esta
fama llegaba, nos venian à buscar, para que los curasemos, i
santiguasemos sus Hijos; i quando los Indios, que estaban en compañia de
los nuestros, que eran los Cutalchiches, se hovieron de ir à su Tierra,
antes que se partiesen nos ofrescieron todas las Tunas, que para su
camino tenian, sin que ninguna les quedase: i dieronnos Pedernales, tan
largos como palmo i medio, con que ellos cortan, i es entre ellos cosa
de mui gran estima. Rogaronnos, que nos acordasemos de ellos, i
Page annotations:
Add a page annotation: