tan buenos, i sanos, i se fueron tan recios, como si nunca hovieran
tenido mal ninguno. Esto causò, entre ellos, mui gran admiracion, i à
nosotros despertò, que diesemos muchas gracias à Nuestro Señor, à que
mas enteramente conosciesemos su bondad, i tuviesemos firme esperança,
que nos havia de librar, i traer donde le pudiesemos servir; i de mi sè
decir, que siempre tuve esperança en su misericordia, que me havia de
sacar de aquella captividad, i asi Yo lo hablè siempre à mis Compañeros.
Como los Indios fueron idos, i llevaron sus Indios sanos, partimos donde
estaban otros comiendo Tunas, i estos se llaman Cutalches, i Malicones,
que son otras Lenguas: i junto con ellos havia otros, que se llamaban
Coayos, i Susolas, i de otra parte otros, llamados Atayos, i estos
tenian Guerra con los Susolas, con quien se flechaban cada dia; i como
por toda la Tierra no se hablase sino en los misterios, que Dios Nuestro
Señor con nosotros obraba, venian de muchas partes à buscarnos, para que
los curasemos; i à cabo de dos dias, que alli llegaron, vinieron à
nosotros vnos Indios de los Susolas, i rogaron à Castillo, que fuese à
curar vn herido, i otros enfermos, i dixeron, que entre ellos quedaba
Page annotations:
Add a page annotation: